sábado, 5 de noviembre de 2016

"Dr. Strange", el Marvel más extraño

Si el monumental rascacielos de "Los Vengadores" (Joss Whedon, 2012) no rompiese el tratado e impresionante skyline de Nueva York y el viejo Stan Lee no hiciese su triunfal aparición en el bus, sería complicado sentenciar que estamos ante una película de Marvel Studios, que si se hace presente en los dos finales post-créditos y en un sobreimpreso más directo que nunca: "Doctor Strange volverá". "Doctor Extraño" (Scott Derrickson, 2016) es una de las películas más atrevidas, como producto de Hollywood, en mucho tiempo. Corre por su metraje una filosofía pura, divertida en el aspecto de que recicla algunos de los clichés del dogma budista-tibetano y los vislumbra desde la mecánica mente americana, una brillante forma de reírse de sí mismos, mientras creemos reírnos de los chakras y las energías. Probablemente "Spider-Man" (Sam Raimi, 2002) sea el otro gran precursor de una filosofía superheroica, sin embargo en ella todo se ve conducido a la relación del protagonista con el universo (aquello de "...un gran poder conlleva una gran responsabilidad..."), mientras en "Doctor Extraño" se alcanza por una vía más humana, una necesidad que está consumiendo al protagonista. Él no quiere participar de una pelea tridimensional, para ello está un brillante Tilda Swinton, cuyo personaje de maestro-guía espiritual es una deliciosa combinación del Dalái Lama y el Pai Mei de "Kill Bill: Vol. 2" (Quentin Tarantino, 2004), por aquello de cierta socarronería americana incorporada. Si algo se puede asegurar es que la última producción de Marvel no es una cinta más para la colección.


"Doctor Extraño" poco o nada tiene que ver con la versión setentera de gafas de pasta y Hechiceros Supremos. Todo lo que rodea al protagonista se ha reintentado conforme a la historia cinematográfica, todo está dotado de un atractivo irreprochable, una elegancia que traspasa fronteras. El pisazo en medio de Manhattan, el Lamborghini amante de los precipicios y los Jaeger-LeCoultre son un lujo visual que dotan de cierta independencia a la película y, aunque el planteamiento inicial sea forzado, se desenvuelve con el habitual ritmo magnético del cine de acción y una comedia bien planteada. Este aspecto resulta delicioso para el cine americano, algunos chistes son previsibles pero agradecidos, y sobre todo destaca la brillante utilización de la risa frente a la solemnidad de la situación (perfectamente reflejado en el papel de Benedict Wong). Nunca habíamos comprobado este humor del humo y de la destrucción, esos pequeños fetiches como la capa, excepto quizás en la menospreciada "Los 4 Fantásticos" (Tim Story, 2005), cuya plasticidad era tal que recordaba a las geniales producciones de los años 60' y 70' y el humor era una constante en todo. "Doctor Extraño" huye de esa plasticidad, intenta dejarla en ridículo frente al despliegue más impresionante de efectos especiales que hemos visto en años, sin embargo hay una comicidad natural frente a lo desconocido. Y de ello el gran culpable es Benedict Cumberbatch, un grandísimo actor inglés que se enfrenta con la elegancia del West End al circo americano, haciéndolo algo menos chirriante y sí más impresionante. Como pasar del Gran Circo Europa al Cirque du Soleil, llegando a modificar su acento de tomar pastas y té con Isabel II al de tomarse un Hot Dog con Donald Trump.


La lucha de "auras" en el hospital, frente a la atónita Rachel McAdams, es un perfecto ejemplo de esa fricción entre culturas que nos levanta la sonrisa. Llega un momento en el que la película comienza a explotar en colores, y parecemos estar viendo "Atrapado en el tiempo" (Harold Ramis, 1993) a través de un caleidoscopio. Tuve la suerte de poder comentar este aspecto con el actor principal en la premiere de Nueva York y Cumberbatch, tras quedarse pensativo un instante, optó por darme las gracias. Ni yo mismo tengo muy claro si era un comentario favorable o lapidario, sólo sé que me encantan los caleidoscopios y me río mucho con el Bill Murray del mítico día de la marmota. En ese momento, desde el piso 65 del Rockefeller Plaza, estaba completamente impresionado por una condensa cantidad de colorines y luchas en 3D, y seguía reflexionando sobre el poso de una película que va mucho más allá de lo que muestra en la superficie. Ahí está la clave de "Doctor Extraño", posee todas las peleas, risas y leve historia de amor para contentar al gran público, quedando al final un enorme plato de salsa que debemos rebañar a placer. Claro que a mi me acusan de dejar sin trabajo a los lavavajillas. Por los pasillos del AMC Theater se paseaban Christian Slater, Gerard Butler, Buzz Luhrnann o Valentino, y oigan, si a ellos les gustó la película vive Dios que es una gran película.

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