sábado, 7 de mayo de 2016

Ángel de Andrés, sobrino de reparto

El reciente fallecimiento del intérprete Ángel de Andrés López ha vuelto a recordarnos la amplitud de nuestro cine, la gran capacidad que recoge en nuestro país a cientos de actores de repartos para recomponerse como nación en cada una de nuestras películas puras (o al menos las que evaden el género). Tuve la suerte de concebir la figura de Ángel de Andrés desde un punto de vista cinematográfico, es decir, mucho más allá del mítico Manolo que hizo entrar a España en el nuevo milenio con una gran dosis de realidad, formando con Carlos Iglesias, una de las parejas más memorables de la última televisión en "Manos a la obra" (posteriormente recuperada bajo el nombre de "Manolo & Benito Corporeision"). Fuera ya del alcance de su fama de inestabilidad en los rodajes, será siempre recordado por papeles como el de Antonio, el falsificador de "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" (Pedro Almodóvar, 1984), una de la muertes más reconocidas de nuestro cine, que emulaba a la genial adaptación de Hitchcock sobre el relato de Roald Dahl, "Lamb to the Slaughter", aunque el cordero fuese sustituido por un jamón ibérico. Es cierto que Almodóvar dio vía libre a que el actor se desenvolviese en el cine. Casi tan bien como su mítico tío, el actor Ángel de Andrés, que durante más de cuarenta años ocupó las pantallas de algunas de las comedias más reconocidas, y que prácticamente dio el relevo a su sobrino interpretando su último papel en "Esquilache" (Josefina Molina, 1989), aunque aparecería en series míticas de los noventa como "Celia" (José Luis Borau, 1993) o "Los ladrones van a la oficina" (Ramón Fernández, 1995). Como su tío, su físico y su carácter parecían dirigirle a la comedia, género que inevitablemente le vino regalado, hasta quedar noqueado por el gazpacho de Carmen Maura en "Mujeres al borde de un ataque de nervios" (Almodóvar, 1988).


Desde mujeres su carrera dio un vuelvo, el teatro ocupaba gran parte de su carrera, tanto que llegó a rechazar un papel en "La Vaquilla" (Luis García Berlanga, 1985), donde finalmente participó su gran amigo Santiago Ramos. Su policíaca investigación en "Baton Rouge" (Rafael Moleón, 1988) le valió su única nominación al Goya, increíblemente potente fue su aportación a "Taxi" (Carlos Saura, 1996), en una España oscura y casposa, que iba más allá del crimen para convertirse en ideología, ese aire barriobajero fue en parte recuperado en otro de sus papeles más recordados, el de Lolo en "Tapas" (Corbacho y Cruz, 2005). A lo largo de su carrera trabajó con directores de la raya de Juan Antonio Bardem o José Luis Garci, aunque su auténtica revelación interpretativa se vio en la televisión, no sólo en sus reflexiones de brocha gorda de "Manos a la obra", también participó en una producción sensacional de TVE que en 1994 reveló la identidad de Juanjo Puigcorbé y Ana Duato, "Villarriba y Villabajo", dirigida por Carlos Gil y José Luis Berlanga, hijo de Luis, tenía mucho del aire berlanguiano del gran director, sin duda confirmado al pasar por ella algunos de los rostros más reconocidos de la filmografía de Berlanga y por la pluma de su hijo Jorge en el guión.

Siempre lograba dar al papel lo que de él se pedía, recuerdo sus dos mejores interpretaciones en films tan dispares como "El perro del hortelano" (Pilar Miró, 1996) y "800 balas" (Álex de la Iglesia, 2002). En la primera, un par de breves apariciones confirmaban sus dotes en el verso que Miró tan bien impuso en su última película, también una comedia más refinada y elegante de la que nos tenía acostumbrados, además de un don natural para hacerse con el texto de capa y espada de Lope de Vega. Por otra parte Álex de la Iglesia logró encontrar una comedia seria en esa extraña fábula que se desarrolla en un escenario del oeste, y donde la propia interpretación es un gag cómico para el desastroso final de su personaje en el film. La última vez que le vi fue en la serie "Cuéntame" de TVE, reunido otra vez con Ana Duato, estaba desmejorado, y todo lo que terminó por quitarle la vida fue utilizado como la mejor baza para adelantarse a hacer lo propio en la serie. Algo macabro pero real. Despedimos así a Ángel de Andrés López, parte del reparto español.

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