jueves, 19 de noviembre de 2015

Unos apellidos rendidos a la Sardà

Ayer tuvo lugar el mediático estreno de "Ocho apellidos catalanes" (Emilio Martínez Lázaro, 2015), donde se reunieron políticos de todos los partidos demostrando que ante un trozo de celuloide no existe ideología alguna, ni aún tratando uno de los temas que más afecta a la política española actual, la independencia, ninguno de los dirigente de la misma pudieron ocultar sus risas a los enormes Karra Elejalde, Carmen Machi y Rosa María Sardà que se hacen con la película desde el primer momento. De un populista Pablo Iglesias a una agitada Esperanza Aguirre, y una Carmena desapercibida, la cúpula política que enfrentará el futuro de España se encontró ayer ante una de las secuelas más esperadas de los últimos tiempos, varias salas se habilitaron para esta premiere, donde se echó de menos a la gran aportación del film, una Rosa María Sardà, única y maravillosa, sí vimos a una espléndida Belén Cuesta con el pelo a lo garçon como la yaya Roser, que parece una de las claras candidatas al Goya a la Mejor Actriz Revelación, que tras triunfar en televisión prepara ahora cuatro largometrajes. Unas hollywoodienses luces iluminaron la Gran Vía madrileña en la que no se podía dar un paso sin oír gritos de fans exacerbadas por la presencia de populares actores o divertidos admiradores imitando el acento catalán, todo un espectáculo que llamó la atención a cuentos de personas que infestaron las calles con mayor emoción que la de Artur Mas cuando proclama una independencia por encargo.


"Ocho apellidos vascos" resultó un auténtico boom, una película que fue creciendo con el boca a boca hasta convertirse en la película española más taquillera de la historia. Una comedia romántica rodeada de tópicos y gags gloriosos que vascos, madrileños, andaluces y gallegos recitaban con nuestro particular gracejo en las reuniones y comidas recordándola como una hazaña épica. Frente a todo ello nunca se pudo decir que era una buena película, más bien un agradable tentempié para todos los públicos capaz de romper barreras ideológicas llevando a una simpática alegría generalizada en plena crisis económica. Tras su enorme éxito parecía que una secuela se escribía sola, y así ha sido, menos de año y medio después llega a los cines "Ocho apellidos catalanes", con un ambicioso despliegue publicitario y una inversión mayor (y perjudicial), pues bien podríamos añadir entre los productores a la propia secuela. El mayor problema del film es precisamente una súper presupuesto, cercano a los cinco millones de euros, frente a los tres millones de la primera cinta, se trabaja sobre seguro y normalmente suele ser perjudicial. Sin embargo Borja Cobeaga y Diego San José han levantado un guión más que adecuado que desde luego superará las expectativas de muchos, dentro de un film más cercano a una sucesión de divertidos gags se levanta una magnífica historia que se mantiene erguida por la creación de un personaje sensacional, la yaya catalana que vive en una falsa independencia y que la Sardà encarna con cierto aire berlanguiano llevándonos a la Masía del señor Canivell. Aún así falta el desorden controlado que manejaba con maestría Berlanga y del que se puede leer alguna referencia en el guión, pero que ha sido consumido totalmente en la comèdia de llit de Emilio Martínez Lázaro, que prácticamente ausente en "Ocho apellidos vascos", impone aquí su enorme visión comercial de las populares comedias románticas.


El mayor acierto de "Ocho apellidos catalanes" se encuentra en la pérdida de protagonismo de los personajes de Dani Rovira y Clara Lago, otorgando así mayor protagonismo a los de Koldo y Merche que sin duda nos demuestran una vez más que son unos de los mejores intérpretes de nuestro país, y se reafirman en sus Goyas a las Mejores Interpretaciones de Reparto. Se mantienen los clichés clásicos de la comedia, expresados con un aire retromoderno que funciona como la misma paradoja del personaje de Pau, un divertido Berto Romero que capta con una magnífico sentido del ridículo la actual situación de la modern socialité española. Ante todo hay que escarbar mucho para encontrar una buena película, pero "Ocho apellidos vascos" tampoco lo era y resulta, como espero lo sea, un perfecto atractivo para el público. No defrauda y dispone de unos actores fantásticos que construyen una gran recopilación de interpretaciones, pero continúa sin responder a la pregunta de ¿por qué las comedias de hoy en día se construye a base de chistes y no de una gran historia? Nos encontramos ante historias de lo más comunes que van creciendo a partir de divertidos chistes que envuelven al público en una falsa diversión, en lo que resulta un monólogo de un selecto club de la comedia, al que acompañan las propias imágenes. Por ello la crítica no duda en caer ante obras de tal magnitud artística como "Las brujas de Zugarramurdi" (Álex de la Iglesia, 2013) o "Irrational Man" (Woody Allen, 2015), perfectos ejemplos de la buena comedia actual. Como conclusión la Sardà es una bestia escénica abierta a todas la risas, y la película se mantiene e incluso eleva la esencia de su aclamada precuela.

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