lunes, 5 de octubre de 2015

"Perdita Durango" (1997)

Barry Gifford, autor estadounidense, narra la provocativa historia de una femme fatale a la americana, muy alejada de la europea, una joven mexicana que encuentra su placer en el sexo y el asesinato, los cuales recoge con exquisitez Álex de la Iglesia en la versión cinematográfica de "Perdita Durango", cuya amplia trama atrapó al director vasco, tratando los temas de la inmigración, problemas en la frontera México-Estados Unidos, dos jóvenes ensociabilizados que despertarán, o no, tras un enmarañado rapto que funciona como crítica al sueño americano, la santería, el amor, y todo ello perseguido por un genial detective que rodea el film de noir, que James Gandolfini aporta con su sola presencia. Un guión escrito a ocho manos entre el autor, Gifford, Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría y David Trueba, gran conocedor del buen cine. Como toda gran producción contó con sus más y sus menos, se trató de un rodaje caro y extremadamente complicado, se trataba de una co-producción hispano-mexicana que debía rodarse en inglés, todo un reto que echó atrás a Victoria Abril, elegida para el personaje protagonista que finalmente deparó en una sensacional Rosie Pérez. Tanto ella en el papel de Perdita, como Bardem en el de Romeo, tenían una labor muy complicada por la fuerza que cada interpretación suponía, y por la escasez de humor, indispensable en el cineasta bilbaíno, que se refugia ligeramente en papeles como el de Santiago Segura o situaciones como el atraco inicial, el resto se deja a la acción que supone la competición entre dos asesinos de irremediable atractivo. Se reconoció su enorme la boro de producción con el Goya a José Luis Escolar, además la película se hizo con el Goya a Mejor Maquillaje y Peluquería, ni siquiera estuvo nomina a los Mejores Efectos Especiales, que recayeron sobre la brutalmente divertida "Airbag" (Juanma Bajo Ulloa, 1997), la revelación del año.


Casualmente el personaje de Perdita Durango me recuerda al de "Jackie Brown" (Quentin Tarantino, 1997), una raptando por placer y la otra traficando por necesidad, terminan cogiendo las riendas de la muerte, no de la suya propia sino de sus "víctimas", ambas están rodeadas de distintas historias que circulan alrededor de ellas devolviéndonos el concepto que señalaba en "El día de la bestia", la creación de un mundo paralelo que funciona al mismo tiempo del auténtico. Casualmente Aimee Graham, hermana de la popular Heather Graham, trabajó en los dos films de Tarantino y De la Iglesia el mismo año. El vizcaíno cumple uno de sus sueños rescatando, para gusto de todos, a la figura de blues Screamin' Jay Hawkins, santero entre la omnipresencia y la desapariencia. Otro de los factores que minimizan la cinta es su eterna duración, es cierto que se encontraba ante dos animales interpretativos que se comían la cámara en cada plano, incluso entre ellos mismos, tarda en comenzar la acción principal, teniendo como consecuencia un detallado preámbulo, sin embargo cuando comienza la particular road movie de Álex de la Iglesia se enfrenta a cientos de tramas que cabalgan al unísono con Perdita Durango, Romeo Dolorosa, y sus dos gringos blanquecinos, situando el enorme clímax que alcanza la película en un final de salvajismo moderado con esa referencia a "Vera Cruz" (Robert Aldrich, 1954), como referencia de todo el western que absorbe "Perdita Durango", tanto en el desarrollo de la historia como en la relación entre los personajes, y sobre todo por ese ferviente llamamiento a la revolución mexicana que conduce "Vera Cruz". El director bilbaíno refleja sus miedos y pesadillas en sus películas, sin embargo en "Perdita..." huye de su habitual relación humor-violencia, creando unos personajes que resultan invencibles, como no lo fuera su siguiente trabajo, una novela muy personal, donde si da pie a sus miedos empezando por los payasos...

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