domingo, 25 de octubre de 2015

La estrella que brilla en el destino

Raphael es sin duda el artista completo, uno de los cantantes más reconocidos a nivel internacional, y que tras toda una vida colmada de éxitos sobre los escenarios, e incluso tras las cámaras, ha tenido la enorme temeridad de volver al cine de la mano de Álex de la Iglesia. Con "La comunidad" (2000), el cineasta bilbaíno, encontró la mejor manera de entrar en el siglo XX, unió como no se hacía desde Alfred Hitchcock un subversivo sentido del humor con ese suspense, que resulta mágico y claustrofóbico. De pasada logró llamar la atención de Raphael, como espectador, durante los años posteriores, Álex de la Iglesia logra establecer su propia identidad que aún continúa arrastrando el germen de Hitchcock y Berlanga, con "Balada triste de trompeta" (2010) nos muestra su lado más salvaje y vemos una increíble puesta de largo de Carolina Bang, y con "Las brujas de Zugarramurdi" alcanza ese equilibrio al limón con Jorge Guerricaechevarría, indispensable para comprender la narrativa cinematográfica española de las últimas décadas. De ellos dos nace el personaje de Alphonso, un villano en toda regla cuya gran innovación es ese lado amable con sus admiradores, en especial con el personaje interpretado por Terele Pávez, que vuelve a esa referencia de la infancia del director y su abuela. Raphael sabe que no es Alphonso, pero conoce a muchos, y lo utiliza para alejarse lo más posible de esa imagen retratándola aún más teatral y burlesca, hoy en día todos sabemos que el Juicio Final se decidirá entre Raphael y Julio Iglesias.


"Mi gran noche" es una enorme jaula llena de lobos hambrientos que aúllan por una sola mirada de Alphonso, y siendo uno de los proyectos más alocados de Álex de la Iglesia el director logra mantener un control absoluto en todo momento sobre la situación, sabiendo que la tendencia del bilbaíno cae del lado del exceso y la muchedad, como diría el Sombrerero. Incluso logra elevar a los cielos el clímax, siempre fijado en las alturas, desde aquellas Torres Kio hasta el Valle de los Caídos. Raphael domina también sus conciertos con maestría, sabe comenzar de tal manera que el espectador quede maravillado por todas esas letras que reconocido desde su infancia, después indaga en nuestro interior pues queramos o no hemos escuchado todas sus canciones y nos son familiares y sabe alcanzar el clímax como nadie, después de tres horas de concierto el público se viene arriba aclarando que Él es Aquel, y que cómo Yo te amo Nadie te amará. Sabiendo esto puede que si "Mi gran noche" hubiese sorbido algo de esa relajación a mitad de película, hubiese podido mostrar mejor algunos detalles deliciosos que sólo a cámara lenta se podrían apreciar. Alphonso es un Darth Vader con corazón, como nos demostró George Lucas al final de su saga, aunque como paradójicamente viene Disney a recordarnos, el Lado Oscuro nunca terminará.

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