jueves, 8 de octubre de 2015

"La comunidad" (2000)

Lo cierto es que resulta muy complicado enfrentarse a las grandes películas de nuestro cine, debemos estudiarlas y disfrutarlas sin deshacernos en halagos, y es difícil. "La comunidad" es un nivel más para Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría,  a la hora de escribir el guión tienen una idea clara, una obsesión, el desarrollo de la acción en un sólo escenario, en principio en un piso, de momento algo inviable, hasta que se transformó en un edificio creando con él a sus vecinos, cada uno tiene su propia historia, cada uno soporta sus sufrimiento y los comparte con la comunidad, y Emilio Gutiérrez Caba se encarga de hacérnoslo saber en un diálogo delicioso, con la intensidad de cualquier escena Hitchcock, la comicidad satírica de Buñuel, y rodeado del más puro Álex de la Iglesia en la violencia que contiene esa lucha casera y sucia entre Gutiérrez Caba y Carmen Maura, la gran protagonista de esta obra coral llena de recobecos que siempre huirán del concepto principal que obtiene el espectador. Se nos muestra una imagen manchada, un edificio ruinoso donde sobrevive un piso, sin su dueño, bajo el enorme secreto que guarda la agrupación de vecinos. El desarrollo del film resulta apetecible y rico en detalles, lo que invita a visualizar la cinta varias veces, no importa conocer el final para disfrutar de momentos puramente cinematográficos, desde la rotura de uñas de Carmen Maura en su escapada, a la flor que forma Terele Pávez con su sangre, y recordando gags únicos como el momento en el que los enfermeros bajan el cuerpo por la escalera, tras varios intentos de girar deciden elevarlo y logran su misión, que como cualquier científico al hallar su resultado se celebra con una divertida interjección: "¡equilicuá!", aunque sin duda me quedo con la cara de Eduardo Gómez tras el bofetón de Terele, eso es la búsqueda de la veracidad, el sentimiento de dolor que muchas veces se pierde, y la frase: "los hombres no tenéis más que mierda en la cabeza..."




Para desarrollar el guión existen claras influencias del cine de aventuras, el mapa de "La isla del tesoro" (Victor Fleming, 1934) con el particular camuflaje de Don Limpio (vuelta a la televisión) y desarrollo de la aventura de piratas marca sin duda pautas a seguir, se ve homenajeada por el papel de Enrique Villén, uno de los fetiches del director, cuando canta la mítica "Ron, ron, ron, la botella de ron". También existe un enorme componente freak (que se mantendrá en trabajos futuros), hasta el punto de que el recorrido de los rostros de cada vecino recuerde a "La parada de los monstruos" (Tod Browning, 1932). La planificación de las escenas nos sumerge en un aire de teatro, en ocasiones falta esa cuarta pared de la que presume el cine, y por supuesto la elección de los actores es puramente teatral: Sancho Gracia, María Asquerino, Marta Fernández-Muro, Paca Gabaldón, Kiti Mánver y Manuel Tejada, junto a los ya citados, nos sumergen en un mundo completamente oculto, al margen del resto, que vive por y para su causa, una serie de personajes rocambolescos que brillan en sus imperfecciones. Si algo nos demuestra "La comunidad" es el enorme cuidado que tiene el director bilbaíno con sus actores, ellos son la cara de la historia, son su cara, la que todos vamos a ver, y desde luego la imagen en cine es esencial, Kiko de la Rica vuelve a estar sensacional por cierto. Ese cuidado nos lleva a una serie de cameos en los que encontramos a Antonio de la Torre, Ramón Barea, Luis Tosar o Mariví Bilbao, esos rostros conocidos, ese acercamiento del espectador es esencial para el director y Manuel Tafallé es el máximo ejemplo de ello en su cine. (En la imagen una genial Carmen Maura en su papel de detective noir con gabardina y linterna).


"Delirio urbano" declaraban algunas críticas, sin embargo si hablamos de delirio debemos considerar que está completamente controlado, Alfred Hitchcock desempeña el mismo papel como director en "Psicosis" (1960), la casa particular de Bates es una escenificación del interior de su cabeza, la cabeza de un psicópata consumido por el amor maternal, poco a poco el papel de Carmen Maura vive la misma transformación, en el momento que deja de pensar en el dinero y lucha por su vida. "¡Di que eres como yo... dilo!", grita una aterradora Terele Pávez cuando nos encontramos con el clímax final, en la altura, donde Bates conserva su coartada, para que finalmente el personaje que debe caer, cae, a la parte inferior donde Bates descubre su secreto. No piensen ustedes que a la hora de desarrollar el guión se piensan en la referencias, Hitchcock tampoco lo hizo, es la pura racionalidad, y la obsesión del cineasta vasco por situar el clímax en las alturas, lo que permite esta organización mental, este delirio planificado. Sin duda el ejemplo más claro es "Star Wars" y la mano tendida de Darth Vader a Luke, Eduardo Antuña es el embajador jedi en España, aun vestido de sith. Carmen Maura y Emilio Gutiérrez Caba obtuvieron dos Goyas por sus interpretaciones, un tercero redondeó la noche con los Mejores Efectos Especiales, la Concha de San Sebastián confirmó la enorme actuación de Maura, y desde de aquí aclaramos que tal vez sea el film más completo del vizcaíno, aunque como él pensamos que lo mejor está por venir. Su próxima película estará cargada de homenajes a los grandes actores de todos los tiempos, un particular western...

No hay comentarios:

Publicar un comentario