miércoles, 19 de agosto de 2015

Zorba en la Grecia del rescate

Cuando uno se enfrenta a un clásico del calibre de "Zorba el griego" (Mihalis Kakogiannis, 1964) nunca sabe lo que le espera, existen tantas personas que han hablado de ella que la película comienza a fluir como una de las grandes, un joven Alan Bates espera un ferry y, cosas del destino, se encuentra con un genial Anthony Quinn que tras ganar dos premios Oscar al Mejor Actor de Reparto se había confirmado como uno de los grandes de Hollywood, este año se cumple su centenario. El papel de Zorba parecía escrito para Quinn que quedó completamente encantado cuando se lo ofrecieron, tanto que decidió producir el film del director griego, para el que significaría su entrada en la producción americana junto con la actriz Irene Papas. Zorba es una visión de la vida diferente, una ideología puramente griega que puede ser extrapolada a los tiempos actuales, en cualquier momento podemos oír a Tsipras decir aquello de: "han visto ustedes que desastre más esplendoroso", si sería más complicado que lapidasen a Merkel, así como el papel de Lila Kedrova tiene un cierto encanto al estilo "¿Qué fue de Baby Jane?" (Robert Aldrich, 1963), Zorba no tiene precedentes, y Anthony Quinn crea un personaje descomunal, un busca viudas sensato, amante de un falso amor verdadero y de la explotación de una mina explotada, su relación con la extrovertida Madame Hortense es un fantástico melodrama que gira hacia la comedia y que le valió el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto a Kedrova, quien más tarde interpretaría un papel parecido aunque incluso con mayor fuerza cómica en "A mi madre en el día de su cumpleaños" (Luciano Salce, 1974), film italiano que adaptó un guión de Rafael Azcona y Luis Gª Berlanga. El papel de Irene Papas es un mal necesario para los personajes y para el espectador, la belleza griega permite avanzar levemente la acción hasta que finalmente es quitada del medio como un drama interno para el personaje de Bates pero que resulta casi cómico para el espectador.


Si algo queda claro es que "Zorba el griego" es mucho más que baile del sirtaki final que todo el mundo recuerda como una escena mítica del cine, está claro que sí lo es, y me alegro de que se haya adoptado como tal aunque sirva para recordar una película fantástica, que viene a recordarnos el optimismo humano,  desaparecido en los últimos años. Toda la primera parte del film se centra en un diálogo denso e intenta sostenerse sobre grandes interpretaciones, de donde sale a trompicones aunque ello es necesario para llegar a los últimos cuarenta minutos del film que resultan ser una auténtica belleza, se suceden los hechos bajo una estética más habitual del cine de Ingmar Bergman que la limpieza sencilla americana, esos mismos hechos parecen escritos al limón por Salvador Dalí y Luis Buñuel, las ancianas griegas rodeando el camastro de la difunta y ese fuerte carácter religioso parece parte de la mismísima "Viridiana" (Buñuel, 1961), una bonita combinación que se culmina con el mítico baile que es además el más claro ejemplo de una banda sonora alegre y cretense, que ilumina el film incluso en los momentos más dramáticos. Esa estética a lo Bergman de la que hablábamos fue bien acogida por Hollywood, el director sueco tenía ya dos premios Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa y su "Gritos y Susurros" (Ingmar Bergman, 1972) ganaría el Oscar a la Mejor Fotografía, Walter Lassally haría lo propio por su trabajo en blanco y negro con "Zorba el griego", Vassilis Photopoulos se alzaría con el Oscar a Mejor Dirección Artística, merecida recompensa a esta primera obra de Michael Cacoyannis para Estados Unidos que quedará por siempre en nuestra retina. Elijan bien el compañero/a con el que van a visualizar el film (hagan caso eso es muy importante) y disfruten de "Zorba el griego" en el centenario de Anthony Quinn y decidan lo que sucedió jroña que jroña, tal vez entendamos porque se ha rescatado por tercera vez a nuestros congéneres griegos, y si no comprendan el hilo musical que suena sobre el anuncio del yogur Oikos.

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