jueves, 11 de junio de 2015

Drácula volará por siempre

Hace unos días fallecía el actor Christopher Lee, aunque ha sido hoy cuando se ha hecho pública la noticia. A lo largo de los años Lee se ha consagrado como gran secundario de cine, criado en el teatro y proveniente de una familia acomodada comenzó su carrera cinematográfica en 1948, pronto se dieron cuenta los productores de que no era un actor chapado a la antigua, su físico particular le convirtieron en un secundario de lujo para grandes producciones como "Moulin Rouge" (John Huston, 1952) o "Hamlet" (Laurence Olivier, 1948). Estos primeros pasos le acercan a algunos de los cineastas más importantes del momento, sin embargo firmó contrato con la Hammer Productions quienes le convirtieron en una estrella del cine de terror de serie B, su primera colaboración, "La maldición de Frankenstein" (Terence Fisher, 1956), marcaría al actor como maestro del cine de terror, convirtiéndose en muy poco tiempo en el alumno aventajado de Béla Lugosi, Boris Karloff y Vincent Price, se convierte en su máximo embajador junto con Peter Cushing, su gran estallido llegará con "Drácula" (Terence Fisher, 1958) en la que compartiría cartel con Cushing y nos haría olvidar el fantástico monstruo de Lugosi para así relacionar al Conde Drácula con Christopher Lee por siempre. El director español, Jess Franco, forjaría una gran amistad con el actor, ambos admiradores y procreadores de la serie B internacional, rodaron juntos "Fu Manchú y el beso de la muerte" (1968) para recrear dos años después "El conde Drácula" (1970), donde un reparto encabezado por Klaus Kinski y el propio Lee se convertiría en la verdadera identidad del vampiro.


Casi trescientos trabajos entre cine y televisión han convertido a Christopher Lee en historia de nuestro cine, su mejor etapa profesional llegaría al final de su carrera con prestigiosos papeles secundarios en multimillonarias producciones como "Star Wars: Episodio II - El ataque de los clones" (George Lucas, 2002) o "El señor de los anillos: La comunidad del anillo" (Peter Jackson, 2001), que además de acercarle a una nueva generación, rescataron a el símbolo de toda una época. Christipher Lee adquirió la imagen anciano-sabio, alto, repeinado y con el pelo muy blanco, todo un icono cuyas interpretaciones significan un cine alternativo que durante más de seis décadas supo mantenerse a la sombra del prestigioso Hollywood, sin embargo Lee supo adentrarse en él en su mejor momento, dejándonos imágenes inolvidables como el anciano librero de "La invención de Hugo" (Martin Scorsese, 2011) o el misterioso cardenal de "En tiempo de brujas" (Dominic Sena, 2011). Tim Burton es el director estético, cómico-tenebroso y comercial por excelencia, sólo él pudo convertir a Christopher Lee en el símbolo de la nueva juventud, rescatando sus tiempos pasados, dejándonos así iconos como el del padre de Willy Wonka en "Charlie y la fábrica de chocolate" (Tim Burton, 2005), Silas Clarney en "Sombras Tenebrosas" (Burton, 2012) o el magnífico homenaje que le rindió cediéndole el papel del Conde Drácula en "Frankenweenie" (Burton, 2012). Acostumbrados a descubrir su afilado rostro en cintas de primera fila, nos despedimos hoy en un gran intérprete, que supo superarse al abandonar a Shakespeare por Mary Shelley y Bram Stroker dejándonos todo un símbolo por siempre. 

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