viernes, 3 de abril de 2015

Almodóvar, el eterno vecino

Pedro Almodóvar Caballero es sin duda el personaje más reconocido de nuestro cine, su nombre completo es una marca de identidad con la que se ha abierto paso desde la Mancha hasta Hollywood, por eso Almodóvar ya no es un director al que se le pueda considerar del cine español, sino del cine internacional, si algo me gustó de su última cinta "Los amantes pasajeros" (2013), aparte de la interpretación de Carlos Areces, fue la vuelta a una comedia española, que aunque calificada de soez llevaba con ella un importante trabajo de guión formando una intensa vida para cada uno de los personajes principales. El "Caballero" de Almodóvar nos recuerda a su madre, Doña Francisca, siempre uno de sus personajes más tiernos, presente en cada una de sus películas, ya sea por sus apariciones en cintas como "Átame" (Pedro Almodóvar, 1989) o "Kika" (Almodóvar, 1993) o por aquellos personajes escritos pensando en ella, y que tantas veces han sido encarnados por Chus Lampreave, como la inolvidable madre de Rossy de Palma y Marisa Paredes (que hoy cumple años) en "La flor de mi secreto" (Almodóvar, 1995). El director manchego ha triunfado por su condición de liberal entregado, nacida de la explosión cultural vivida en los años 80' de la que "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" (Almodóvar, 1980) es su máxima expresión, también existe el otro lado de la Mancha, las figuras castellanas siempre presentes que podrían aparecer con su compañero Don Quijote, todas esas vecinas, mujeres en general de nuestra España más pura, esa esencia que ya buscaban los componentes de la generación del 98', y que Almodóvar ha sabido llevar fuera de nuestras fronteras.


En 1999 fallece Doña Francisca Caballero la querida madre de Agustín y Pedro, coincide con el estreno de su película "Todo sobre mi madre" todo un canto a la belleza cinematográfica, aunque con uno de esos guiones que sin querer te llevan a los Cerros de Úbeda. Ella era su esencia, y desde entonces parece haber perdido su toque de gracia, "La mala educación" y "Los abrazos rotos" se confirman como dramas lentos, parece la nueva formación de Pedro. No tarda en cambiar de etapa, y con "La piel que habito" (2011) nos trae un impresionante thriller en el que juega deliciosamente con los flashbacks y cuya referencia a "Los ojos sin rostro" (Georges Franju, 1960) la convierte en una experiencia fílmica apasionante para los amantes del cine francés. Almodóvar, al que el mismo Carlos Ceesepe retrató en el capítulo "El eterno adolescente", de la serie "Delirios de amor" (1989), como un vecino acompañado por su madre a la que protege de las posibles perversiones de la juventud, se ha convertido en ese vecino que esta vez nos manda guardar "Silencio" con su última película, con la que vuelve al drama que le elevó a los cielos de California, con un reparto que como él mismo afirma "se aleja de mi reparto habitual, no hay papeles para mis actrices de siempre", volvemos a las mujeres, a las pastillas, los desmayos, las medias, los labios, el sexo, volvemos a los mejor de Almodóvar, con Emma Suárez y Adriana Ugarte al frente del reparto, en el que no falta al menos una de sus "chicas", Rossy de Palma. 

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