martes, 6 de enero de 2015

Magic in the "Allenlight"

Woody Allen consiguió hace mucho tiempo consagrarse como una de las mentes más brillantes del cine. Nos ha sorprendido con guiones únicos, sensacionales, siempre con un personaje extravagante y levemente hipocondríaco que en sus últimos filmes no ha sabido contagiar al actor que lo interpretaba, pues no hay nadie como él para interpretarse así mismo. Este no es el caso de "Magia a la luz de la luna" (Woody Allen, 2014), donde Colin Firth interpreta a un hombre pedante, petulante y presumido, características que el director maneja con una magnífica facilidad. No es el personaje de los destinados a Woody y que finalmente (supongo que por edad) han sido destinados a otros actores, como podría ser el Gil Pender de "Midnight in Paris" (Woody Allen, 2011) al que Owen Wilson se acerca sorprendentemente. La primera vez que disfruté de "Magia a la luz de la luna" quedé completamente entusiasmado, me pareció una película bonita, ligera y agradable, con un guión sencillo pero con magníficos diálogos. Las personas con las que hablé de la cinta parecían haber visto una historia completamente diferente, sin embargo algunas habían estado a mi lado durante la proyección con lo que deduje que la confusión no era el problema. Las críticas que leí en diferentes lugares también se contrarrestaban, hasta que en un recorte pareció volar por la sala hasta aterrizar ante mis ojos: "la última película de Woody Allen ha recibido opiniones completamente divididas, con una leve victoria de las malas críticas". Yo mismo había vivido esta situación, pero continuaba sin comprender porqué... poco después volví al cine para volver a verla.


Es cierto. La trama principal es demasiado sencilla, ráfagas de humor, como el joven enamorado tocando el ukelele o el excesivo orgullo de Firth, se repiten en demasiadas ocasiones y el poco suspense que intenta introducir no es difícil de desmontar al comienzo del film. Pero es cierto que algo me cautivó la primera vez que la vi, y me arriesgaría a firmar que fue el espíritu del director, ese toque de ácido humor (que no se luce tanto en este film) mezclado con el absurdo y la elegancia de la situación. Woody Allen ha conseguido transportar la "magia" de un película de los años treinta a estos tiempos, su retrato de la alta sociedad inglesa es magistral, y lo mejor es que no se queda en el elegante Londres (como en "Scoop", Woody Allen, 2006) para mostrárnosla, nos lleva a su ambiente más natural, su veraneo en la Côte d'Azur francesa. En numerosas entrevistas Woody Allen ha mencionado que suele escribir sus nuevos guiones a partir de viejas ideas que tiene apuntadas, y en "Woody Allen: El documental" (Robert B. Weide, 2011), él mismo, nos mostró su manera de comenzar con una historia nueva. La idea de un mago que insiste a otro mago reputado para que descubra a una vidente que seguramente esté engañando a parte del patriciado inglés, puede resultar divertida y entretenida para un cortometraje o un mediometraje, pero tal vez sea demasiado extenderla hasta un largo.
Sobre una comedia ligera el director no olvida su obsesión, aquella reflexión sobre la vida y la muerte que le acompaña desde el comienzo. También sabe aprovechar la cinta para marcarse un canto de amor a la música, al jazz y al blues, su gran pasión. Por cierto, Woody Allen dio su último concierto de 2014 en Barcelona, con un gran éxito y colgando los carteles de "entradas agotadas", en un solo día nos mostró su amor por el jazz y Barcelona, recordándonos dos de sus trabajos como son el documental "Wild Man Blues" (Barbara Kopple, 1997) y su propia película: "Vicky Cristina Barcelona" (Woody Allen, 2008).


Woody Allen lleva muchos, muchos, años sacando una película por año, tanto que se ha llegado a dividir su filmografía en cintas menores y mayores. Muchos situarían "Magia a la luz de la luna" en la primera opción, yo sin embargo la veo como una intermedia, ya que probablemente sea una de sus cintas más trabajadas visualmente. En la película se comenta a qué luz se ve mejor la belleza de Emma Stone, a lo que se responde: "sobre las ocho, a la luz de la luna", o algo similar. Darius Khondji realiza una fotografía genial en la película, a destacar la escena del observatorio, o la inicial en el show de magia, entre otras muchas. Sonia Grande, como diseñadora de vestuario, ha conseguido mostrar toda la belleza de Emma Stone con elegantes modelos de los años veinte y treinta, aunque se aprecian (entre los figurantes y personajes secundarios) algunos sombreros o diseños demasiado modernos para la ambientación general. Las interpretaciones resultas fantásticas, cada uno de los actores saca todo el esplendor que puede mostrar sobre los matices de Woody Allen en los personajes. Eileen Atkins está brillante, la gran dama inglesa, habitual entre la alta sociedad cinematográfica en cintas como "Robin Hood" (Ridley Scott, 2010) o "Gosford Park" (Robert Altman, 2001), realiza un papel sensacional como tía de Colin Firth, sin perder el sentido del humor tras el accidente, que es el cambio de giro de la trama y una de las mejores soluciones de la cinta. Es la luz de Woody Allen (la "Allenlight") la que hace brillar a esta comedia, espero disfruten de esta entretenida película que tal vez quede ensombrecida bajo nombres como "Annie Hall" (Woody Allen, 1977) o "Manhattan" (Woody Allen, 1979).

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