sábado, 5 de mayo de 2012

Toca recordar, recordemos uno de los artículos de Jorge Berlanga

Intemperies      Por Jorge BERLANGA


De tanto hablar de los nuevos pobres (los millonetis estafados por Madoff, los banqueros de Zapatero, los jorobados con la hipoteca en la chepa), se nos olvidan un poco los pobres de toda la vida, que siempre han tenido la Navidad como momento de estrellato antes de volver a su famélica rutina. Los solanescos, los que pintaban Gila o Chumy Chúmez, el Carpanta de Escobar o los que arriman el culo a la estufa de la castañera antes de que los disuelva la Policía. (Decía Ruano que en tiempos de ideas mal pagadas, uno siempre tenía a mano en invierno el artículo de la castañera, y en eso estamos).
Ahora que se meten tanto con la Sociedad de Autores, poniendo a Teddy Bautista poco menos que como un nuevo Mr. Scrooge, al menos hay que decir que la otra tarde dio refugio, vino y canapé a los sin techo de Paloma Pedrero, que con su obra «Caídos del cielo» da brasa abismal a esos personajes que han hecho de la calle un hogar alucinado de humanidad desnuda. Se ha llevado el Premio Buero Vallejo que ha creado Coca-Cola España de la mano de Marcos de Quinto, que se está distinguiendo cada vez más en su preocupación por las inquietudes sociales y las claves de la felicidad que investiga con la ayuda del sabio Punset. 

Milagros navideños
Mientras, yo me he acercado a Valencia, donde los productores audiovisuales tratan de evitar la política limosnera creando los Premios Berlanga. Así, uno rememora «Plácido» y el desparrame de la campaña de «Siente a un pobre a su mesa», tratando de no tararear «que en este mundo ya no hay caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá». Porque la Navidad jamás deja de tener sus milagros. Vaya usted a saber. Hasta los indigentes que venden discos en el top-manta pueden acabar abrigándose vendiéndolos sobre una nórdica de Reig Martí, si los Reyes son como el Rey de las camas.

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