sábado, 5 de mayo de 2012

Hablemos de cine

-Cine, hablemos.
-La verdad que no me gusta.
-Entonces.
-No sé, de humorismo gráfico...
-Me aburre, aunque...
-¿Aunque qué? Venga dilo.
-No te alarmes, bueno la verdad...
-Ve al grano o nos dan las uvas.
-La verdad es que hay un humorista gráfico español que ha hecho las ilustraciones del vestuario de una película de los hermanos Coen.
-¿Quién es ese humorista?
-Además creo que también hizo la ilustración de una escena de la película "Fargo".
-Tú a tu bola, te he hecho una pregunta.
-Perdona, ¿cuál?
-No pienso repetirla.
-Pues nada, chico. Bueno, que el humorista se llama...
-Achís, achís, achís.
-Jesús, María y José.
-Bueno, di quién, quién.
-El otro día le hizo un dibujo a Mingote cuando falleció, creo que también escribió algo sobre él.
-Pues pintando y escribiendo sobre un recién fallecido no sé que humor le saldría.
-Bueno, pues ese día lo hizo con toda seriedad.
-Me quieres decir el nombre.
-Lo tienes en el periódico LA RAZÓN.
-Hombre, ¡¡¡venga ya!!!

(CONTINUARÁ)
(CONTINUANDO)

-Vale te lo diré, pero antes tomaré un té.
-Y una porra vas tú a tomarte un té ahora, ¿que te cuesta decírmelo?
-Nada, sólo un té.
-Tómate tu té.¡Anda venga, a prisa!

(MEDIA HORA DESPUÉS)

-Bueno, ya te has tomado tu té, ahora dime el nombre.
-Vale se llama Rafael.
-Rafael ¿y qué más?
-Tú solo has dicho que te diga el nombre no el apellido.
-¡¡¡DI-ME-LO TO-DO!!!
-Bueno, no te enfades se llama Rafa Sañudo.
-Bueno, no quiero romper la tradición de decir "bueno" en esta conversación, ya que no hemos parado de decirlo ¿Qué te costaba? ¿Ves? Ya está.
-Anda, toma La Razón del 4 de abril, mira que bonito lo que escribió de Mingote.
-Luego si quieres hablamos de cine.



Una mirada compasiva por Rafa Sañudo




Me cruzaba frecuentemente con Mingote en un centenario café. Él era, desde hacía décadas, el mejor humorista gráfico de la prensa española, y nosotros (en aquel entonces hacía la viñeta con mi querido Reboredo), desde hacía muy poco, de los peores: nos quedaba tanto por aprender…
Sin querer, él me enseñó casi todo lo que sé de este oficio. Basta con leerle y releerle. Creo que los que nos dedicamos a «vivir del chiste» le tenemos en el horizonte como una meta inalcanzable que al mismo tiempo nos impulsa hacia delante por atracción, como un imán.
Tuvo la increíble capacidad de hacernos reír sin hacer sangre. Su humor ha sido tierno. Era, como dice Tomás Cuesta, un humanista. Su mirada está llena de compasión por el ser humano y a veces pienso que debía ser constitucionalmente incapaz de hacer daño al prójimo. He aprendido con los años que lo más difícil es esto. Lo fácil es la burrada, el sarcasmo descarnado o la burla. Su talento le impedía caer en la vulgaridad y su pensamiento era como su trazo, aparentemente desenfadado, y sin embargo increíblemente rico en matices.
Le pregunté (me picaba la curiosidad), por su rutina diaria, y me contó que cada día acudía a un café diferente tras cruzar el Retiro (su Parque), pero por un camino distinto
–¿Y eso? – le pregunté.
–Porque la rutina empobrece, Sañudo.
                                                                                                                                               Rafa Sañudo

-Preciosico, con dibujo y to.




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